Cannes

Cannes vista desde el mar, con ese sol tan mediterráneo y tan cálido.

Cannes es, ante todo, la capital mundial del cine. Es la ciudad de las estrellas y de las lentejuelas, del lujo y del glamour, de villas con vistas al mar, de islas y de yates; el destino paradisíaco de ricos y pudientes. Es la agitación de los congresos internacionales. Pero también es la ciudad de los veranos eternos y calurosos: su clima mediterráneo de largos periodos soleados (300 días de buen tiempo por año) la convierte en una ciudad atractiva para el turista. Y a ello se añade esa bahía maravillosa, esas colinas que protegen la ciudad de los vientos, este promontorio que domina la playa, esas dos islas que protegen la costa, el bello paseo de la Croisette……

Auténtico pueblo provenzal con un patrimonio rico y variado y, al mismo tiempo, suntuosa ciudad contemporánea, Cannes no deja de sorprendernos.

Situada en la región Provenza-Alpes-Costa Azul (PACA), es la tercera ciudad del departamento de los Alpes Marítimos en cuanto a población, después de Niza y Antibes. Se encuentra a orillas del Mediterráneo, a medio camino entre Mónaco (a 55 km) y Saint-Tropez; a36,5 km de Niza y a 60 km de la frontera italiana. Al abrigo gracias al monte Esterel, se extiende a lo largo de numerosas playas. Ciudad elegante y de renombre internacional, Cannes seduce a sus visitantes estivales y a cinéfilos y estrellas.

De pueblo de pescadores a capital del cine internacional

Promenade des Anglais con sus hoteles de glamour y lujo.

Hasta 1850, la ciudad de Cannes, conserva los trazos de pueblo provenzal y todavía vive de sus actividades tradicionales, en particular de la pesca. Con la llegada del ferrocarril y la habilitación del puerto, la ciudad crece y se moderniza rápidamente. En una década, el número de habitantes se multiplica por diez.

Es entonces a finales del siglo XIX cuando el pueblo alcanza su esplendor, cuando se instala en él Lord Henry Brougham and Vaux, gran Canciller de Inglaterra, atrayendo a la aristocracia inglesa y europea que construye magníficas estancias secundarias para el invierno en la ciudad vieja, llamada el Suquet, que actualmente conserva sus encantos de antaño. Al igual que otras ciudades del litoral de la Costa Azul y de la Riviera, Cannes alcanzará, gracias a esta población prestigiosa, un desarrollo sin precedentes.

En cuanto a la costa, ésta se transforma muy rápido acogiendo un círculo náutico, y construyendo un casino. En los años 20 del siglo XX, el célebre salón de juegos, el Palm Beach, abre sus puertas en en extremo del paseo de la Croisette y completa la lista de establecimientos de ocio de Cannes y de sus alrededores, como el hipódromo de La Bocca, el famoso Casino des Fleurs en el barrio de Montfleury, así como las treinta hectáreas del campo de golf de la llanura de la Siagne.

Otro aspecto de Cannes se dibuja con las Islas de Lérins, protegiendo la bahía de la ciudad; están prácticamente deshabitadas y abrigan una vegetación de pinos y flores. Estas misteriosas islas, con numerosos vestigios, están rodeadas de viejas leyendas y suscitan la curiosidad de los visitantes en busca de inspiración o de descanso.

El Paseo de la Croisette de noche nos transmite la luminosidad y el glamour de uno de los lugares más emblemáticos de Cannes.

El marco paradisíaco de la ciudad es el lugar perfecto para el Festival internacional de Cine; por muchos aspectos y, sobre todo, por el parecido con la costa californiana, parece el lugar ideal para realizar este “Hollywood europeo”. En 1939, para imprimir imágenes sobre la película, hace falta luz y para tener luz, hace falta sol. Por eso el sur de Francia se impone rápidamente en el rodaje de películas y asistimos así a la instalación de estudios de cine en la Costa Azul, concretamente los de la Victorino en Niza en 1919. A lo largo de los años, se rodarán obras de arte, como Les Enfants du Paradis de Marcel Carné, Fanfan la tulipe de Christian-Jaque o Lola Montès de Max Ophuls.

Entonces, para cumplir el sueño americano, los organizadores del Festival tienen dos posibilidades: habilitar y agrandar los estudios de Niza o construir una estructura más moderna cerca de Cannes. Esta última proposición es respaldada por la creación del Festival de cine de Cannes en 1939. A pesar de la guerra, grandes nombres del cine francés animan el proyecto. Y, en 1946, con la apertura del primer Festival de Cannes, la creación de los estudios es indispensable y Jean Cocteau la apoya. Sin embargo, a falta de financiación, el proyecto nunca se llevará a cabo.

De todas formas, Cannes se prepara  en 1939 para convertirse en la escena mítica del cine mundial. Así adquirirá su estatuto de renombre internacional, convirtiéndose rápidamente en una ciudad conocida mundialmente, y actualmente ejerce un gran poder de atracción sobre los visitantes franceses y extranjeros fascinados por su aura de ciudad de estrellas del cine.

Visitar Cannes

Lo más aconsejable es comenzar la visita de Cannes por la zona vieja y su célebre Barrio de Suquet. Se puede acceder por diversas vertientes tomando calles inclinadas, atravesadas por escaleras pintorescas donde el peatón es el rey. Lo que uno no se puede perder son las murallas, el Museo de la Castre, la torre cuadrangular y los edificios religiosos. Hay unas vistas formidables de la ciudad, del puerto, de la Croisette, de las Islas de Lérins y de una gran parte de la bahía de Cannes. A los pies de la ciudad se encuentra el alma de Cannes: el mercado Forville y las tradicionales tiendas de alimentación que nos descubre la faceta comerciante de la ciudad.

Por otra parte, la situación Geográfica excepcional de Cannes, nos permite conocer los pueblos y ciudades cercanos como Grasse, Mougins o Antibes.

Barrios de Cannes

La ciudad de Cannes está dividida en diferentes barrios. Uno de los más importante es un barrio periférico llamado La Bocca. Las Islas de Lérins forman un barrio insular, mientras que Croisette, Californie, Palm Beach, SuperCannes et Croix-des-Gardes y le Suquet completan la lista con nombres que nos hacen pensar en el sol.

Le Suquet

Barrio popular de Suquet.

Subiendo por la pintoresca calle de Saint Antoine, entrará en el barrio más antiguo de Cannes. La ciudad vieja, antigua ciudadela, se sitúa en el Monte Chevalier, también llamado le Sucquet (palabra provenzal que significa cima).

En el año 154 a.c., los romanos se instalan en place de la Castre, situado en lo alto del Suquet, posición estratégica desde donde dominaban el mar, el bosque y la llanura.

A principios del siglo XI, el Suquet pasa a ser propiedad de los abades de Lérins, que construyen un torreón desde donde se avisa a los habitantes cuando se divisa a los “sarracenos”, para darles tiempo a organizar la resistencia. La torre del Suquet, de forma cuadrada de 20 metros de alto ha sido construida entre 1070 y 1385. Desde ahí, los visitantes pueden disfrutar de una vista panorámica magnífica de la ciudad, la bahía, el puerto y el monte Estérel.

En el siglo XV, asistimos a la decadencia de la abadía de Lérins, que pasa a la corona y comienzan las obras para reforzar las defensas del castillo, abandonado en ese momento.

El Castillo de la Castre ha sido declarado patrimonio nacional en 1790 y es vendido al ayuntamiento de la ciudad un año más tarde. En 1878, es transformado en industria de la cerámica y después en Museo de las civilizaciones mediterráneas y antiguas, futuro museo de la Castre. En 1937, la torre y la capilla son declarados monumentos históricos.

El Boulevard de la Croisette

Las playas de la Croisette siempre concurridas.

A orillas del mar, a lo largo de la bahía de Cannes, se encuentra el célebre paseo de la Croisette y es uno de los lugares de mayor interés turístico de la ciudad, tanto como las Islas de Lérins. La historia de la Croisette comienza en 1838. Con ocasión de las obras de acondicionamiento del puerto, el sendero que recorre el litoral se convierte en paseo. En aquella época, se denomina “Camino de la pequeña cruz” por una cruz que se elevaba en lo alto de la bahía de Cannes. Más tarde pasará a llamarse bulevar de la Croisette.

Se puede dar un largo paseo y, tal vez entrar en las prestigiosas tiendas de lujo, y también admirar los suntuosos palacios como el Hôtel Carlton Intercontinental, el Hôtel Martinez, el Hôtel Majestic o el Palacio Stephanie (antiguo Noga Hilton)…Todos estos hoteles de lujo han sido edificados a partir de 1900, para responder a las exigencias de una clientela compuesta por miembros de la realeza y burgueses.

La Croisette cambia de cara según la hora del día. Puede encontrarse con personajes extravagantes, pero también con auténticos habitantes de la ciudad, personajes de otra época que no tienen nada que ver con la imagen de glamour a que nos tiene acostumbrados Cannes. Para disfrutar plenamente de este paseo, vayan temprano por la mañana, cuando la Croisette no está todavía llena de gente y le parecerá que se encuentra dentro de la atmósfera de la Belle Epoque.

A lo largo de tres kilómetros, podrá disfrutar de algunas playas todavía públicas (¡la mayoría son de pago!) y admirar la vista de las Islas de Lérins y del monte del Estérel.

Puede también sentarse a la sombra de las palmeras y de los pinos y ver pasar la gente, a menos que prefiera asistir a una partida de petanca, actividad típica de la región.

Otra opción es acomodarse en la terraza de uno de los muchos cafés y restaurantes que iluminan la zona con sus llamativos carteles de neón, y ver pasar los increíbles automóviles que pasan continuamente o admirar los yates desmesurados anclados en la bahía.

Al final de la Croisette, podrá, por un instante, meterse en la piel de una estrella de cine y subir los célebres escalones del Palacio de los Festivales. Allí, no deje de observar el suelo y verá las huellas de las manos de numerosos artistas que han hecho de Cannes la capital de las luces y las lentejuelas.

El puerto viejo (Le vieux port)

Vista nocturna del bonito Puerto Viejo de Cannes.

El puerto viejo de Cannes es uno de los sitios más pintorescos de la ciudad. En él se encuentran los yates y barcos de pesca. Pero en el siglo XIX estaba todavía reservado a la pesca y al transporte de mercancías.

Un puerto donde lo antiguo y lo moderno cohabitan de forma armoniosa

En 1830, el puerto no estaba todavía acondicionado, y los navíos de mercancías se mantenían a cierta distancia de la orilla para no hundirse. Por lo que la carga y descarga se hacía con galanas, y los barcos se ponían en seguida al abrigo del viendo al sur de la Isla de Santa Margarita.

Las obras comienzan en 1838 con la llegada de los turistas ingleses y rusos, y no terminarán hasta cinco años más tarde. En 1863, se instala un puerto deportivo, lo que confirma la vocación turística del puerto viejo.

Actualmente, la navegación de recreo es más importante que la de pesca, pero todavía hay pescadores que venden a los restaurantes situados en el muelle de Saint Pierre.

Cannes-la-Bocca

Playa del barrio de La Bocca, el Cannes auténtico.

Es un antiguo barrio periférico y el segundo en importancia después del centro. Está situado al oeste de la ciudad y tiene acceso al mar. Es un barrio con vida propia, con un ayuntamiento, una iglesia, un bonito mercado provenzal, e incluso una oficina de Correos (La Poste) con su código postal propio. Además, tiene numerosas zonas comerciales e industriales, en una de las cuales se encuentra una parte del Centro espacial de Cannes Mandelieu dedicado a la realización de satélites espaciales.

El Mercado de Forville

Café cristal, muy cerca del puerto, en el barrio del Marche de Fortville.

Justo encima del puerto, se puede hacer un alto en el mercado de Forville, una nave de colores provenzales donde los productores locales vendes frutas, legumbres y flores. Es en este barrio donde las mujeres de los pecadores venían en otro tiempo a vender lo que pescaban cada día, mientras que sus maridos se encontraban en el bar de la esquina.

Las Islas de Lérins

Las Islas de Lérins son un de los raros barrios insulares que hay en Francia. Forman un archipiélago compuesto por la Isla Sainte-Marguerite, que es la más grande y está bordeada, al este, por el Islote de la Tradelière, que está deshabitado.

La hermosa Abadía de Lérins en la Isla Saint-Honorat, frente a la ciudad de Cannes.

A la isla, cubierta de eucaliptos y pinos, Alejandro Dumas le sacó el mayor partido posible en su clásico El hombre de la máscara de hierro. Está atravesada por rutas y senderos, pero por sus playas se pasean muchos menos turistas que por las de tierra firme.

En tercer lugar, está la Isla Saint-Honorat, que es un poco más pequeña; fue el emplazamiento de un conocido y poderoso monasterio fundado en el siglo V, la Abadía de Lérins, y hoy acoge a una orden de monjes cistercienses. Al este se encuentra el islote Saint-Ferréol, también deshabitado. Hay barcos que conducen al turista hasta ambas islas.

La importancia del Turismo

La principal fuente de ingresos de Cannes es el Turismo, y su población se triplica durante la temporada turística. Los palacios y las tiendas de lujo situados en lugares prestigiosos, son numerosos, principalmente aquéllos que se encuentran en el famoso bulevar de la Croisette.

Cannes dispone de un aeropuerto internacional, el aeropuerto de Cannes-Mandelieu, así como de un puerto comercial y náutico que depende de la Cámara de comercio y de industria de Niza-Costa Azul. Además la ciudad posee tres casinos: : « Palm Beach », « Le Croisette » et « Les Princes ». Es la ciudad más cara de Francia por los precios del sector inmobiliario de lujo.

Por otra parte, desde el punto de vista económico, no se puede dejar de hablar del Centro espacial Cannes Mandelieu, que se encuentra cerca del aeropuerto y está organizado en torno al establecimiento de Thales Alenia Space, el cual se ha convertido progresivamente en el primer constructor de satélites de Europa. En Cannes se realizan todos los satélites Meteosat y la serie de satélites de comunicación Spacebus. Constituye la primera industria de los Alpes Marítimos.